A nosotros nos gusta hacerlo a menudo porque revivimos, de una forma totalmente diferente, aquellos sitios que en verano disfrutamos tomando el sol y bañándonos rodeados de gente y de bullicio.
La luz de invierno es totalmente distinta y el paisaje se vuelve más encantador y auténtico, lo que nos aporta una sensación de relax y paz inigualable.
Si además, lo acompañamos de un buen arrocito en alguno de los restaurantes de la zona el día es redondo.
l'Empordà sempre és un bon destí i Calella un bon lloc per pasejar i fer un gelat, nosaltres també ho fem sovint. Una abraçada
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